Acelgas
Historia:
Es originaria de los países
Europeos de la Costa Mediterránea y del norte de África.
Se sabe, que ya se consumía en el siglo I
d.J.C. Lo cultivaron los griegos, romanos, árabes… Se sabe también, que
los árabes desarrollaron su cultivo y descubrieron sus propiedades medicinales.
La acelga no llegó a EEUU
hasta 1806, pero hoy es uno de los principales países productores, junto con
Asía, Italia, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania y Reino Unido. España exporta
acelgas a Francia.
Su tamaño varía en función de los cultivares,
así como el color y la textura de sus hojas. Los tallos de esas variedades son,
en general, bastante delgados y se cocinan deliciosamente al vapor, aliñándolos
luego con un aderezo a base de aceite y un poco de vinagre o limón. Existe una
ilustración magnífica de ellas en la
plancha.
Usos:
Medicinales
Anti cancerígenas.
Estrés.
Diurética, laxante, depurador
Durante el embarazo: ayuda a la buena formación
feto.
Tiroides: hormonas.
Sistema inmunológico: formación anticuerpos,
producción de glóbulos rojos y blancos.
Visión, cabello, uñas, piel, mucosas, huesos,
dientes.
Hígado.
Bajada de defensas.
Problemas cardiovasculares y degenerativos.
Transmisión y generación del impulso nervioso y
muscular.
Hormonas sexuales y suprarrenales.
Tránsito intestinal
Crecimiento de los niños.
Infecciones respiratorias
Gastronomía
El sabor de las acelgas es
similar al de las espinacas, aunque algo más suave. Las hojas verdes y finas
requieren menos de la mitad del tiempo de cocción que las pencas blancas; por
lo que es mejor separar previamente dichas partes, y de esta manera se evita
que las hojas queden demasiado blandas por exceso de tiempo de cocción.
Las hojas tiernas se pueden
tomar crudas en ensalada. Si son ya viejas, es mejor consumirlas sin los tallos
y nervios, ya que aportan un sabor amargo. Así mismo, cuando su nervadura es
muy acusada, se utiliza preferentemente la penca, que puede prepararse rellena
o rebozada.
Valor nutritivo:
Aporta mayoritariamente agua y cantidades
mucho menores de hidratos de carbono y proteínas, por lo que resulta poco
energética, aunque constituye un alimento rico en vitaminas, sales minerales y
fibra. Tras la espinaca, es la verdura más rica en calcio, además de cantidades
nada despreciables de magnesio. En cuanto a vitaminas, destaca la presencia de
folatos, vitamina C y beta caroteno o provitamina A (el organismo la transforma
en vitamina A a medida que la necesita). La acelga cruda contiene mucha más vitamina
C que la cocida, por lo que en ensalada constituye una buena fuente de esta
vitamina.
Las hojas verdes más externas son más
vitaminadas (hasta 50 veces más en el caso de los betas carotenos).
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